La madurez de Hellboy
4 estrellas
Me encanta Hellboy por muchas y muy variadas razones. Quizás la más importante es que es una mezcla casi perfecta entre un amor sincero a la cultura popular (suda pulp por cada uno de sus poros) con notas de erudición como referencias a clásicos góticos o a la mitología. Pero situaría casi al mismo nivel la fascinación casi hipnótica que me provoca Mignola como ilustrador pero sobre todo con su uso del color. Y por eso este segundo volumen es tan importante. Mignola cede por primera vez los lápices y Hellboy demuestra tener vida más allá de su progenitor. Lo mejor, los nuevos dibujantes encontrando equilibrio que parecía imposible entre evitar intentar copiar a Mignola mientras mantienen un tono totalmente reconocible. Una grandísima saga que demuestra que no sólo hay vida en el cómic americano más allá de Marvel y DC, sino que esa vida generalmente suele ser más inteligente.